Tu primera maraton

Nadie nos obliga a correr una maraton, nadie. Y si estamos convencidos de querer hacerlo, adelante, pero de CORRER, no de recorrer 42 kms caminando. Que también es duro, muy duro, pero eso no es correr una maraton.

Ocho horas caminando es una paliza enorme y si, además, no estás preparado para ello, una inconsciencia, pero no, no es correr una maraton. que hay gente que se apunta para escalar el Everest, pero sin ser capaces todavía de subir al sexto piso por las escaleras.

«Retos» Creo que confundimos ese término…

Completar los 42195 metros caminando 37 kms de ellos tampoco es correr una maraton y ahora aparecerá quien me diga que quién soy yo para quitar la ilusión a nadie, de romper su sueño. Que, por otro lado, se me llena la boca de decir que correr es vida y que el deporte debería estar presente en la vida de todas las personas…pues precisamente por eso, porque debe aportarnos salud planteándonos retos proporcionados.

Y la «épica» para las películas.

Pero si llevas un tiempo corriendo, has vivido ya lo que es pasar por la meta de la media maraton, si vas a comprometerte contigo mismo durante meses de entrenamiento…a por ello, que a la maraton hay que tener respeto, pero no miedo. Respeto, porque el camino es duro, pero también gratificante.

Si respetas a la maraton, cuando llegue el día ella te respetará e irá colocando en tu sitio. Te reconocerá el trabajo y el esfuerzo, pero…pero sí, es cierto, a veces, no sabemos por qué, se manifiesta injusta y cruel devolviéndote lo que no mereces.

Un buen entrenamiento, una buena preparación, no garantiza la marca o cumplir nuestro objetivo, pero, cuanto mejor preparados nos presentemos en la línea de salida, menos aspectos quedarán al azar, a la mala suerte o a factores externos.

¿Que no has entrenado bien? Los milagros NO existen cuando se habla de la prueba más exigente. ¿Que has entrenado bien? Lo jodido es que tampoco tienes garantizado el éxito rotundo. Por ello es tan especial, porque, haciéndonos pasar, en ocasiones, tan malos momentos, volvemos a buscarla…¿atracción fatal?

Viento, calor, humedad, error al gestionar los ritmos o una mala asimilación de los avituallamientos, entre otras muchos aspectos, pueden influir de manera significativa en el resultado final. Si sale mal una 10K se puede hacer otra al domingo siguiente y varias veces a lo largo del año, pero la maraton, bien preparada y peleada hasta el final, no debería hacerse más de 2, como mucho 3, veces al año, así que las oportunidades son escasas.

Ahora bien, llegando con los deberes hechos, tendremos muchas más armas en nuestro poder y confianza para afrontar las dificultades, malos momentos y dudas que surgirán, sí o sí, a lo largo de los mágicos 42.195 metros y sabremos, porque ya lo habremos vivido en muchos entrenamientos, lo que es sufrir, aguantar e insistir cuando creemos que no quedan fuerzas. No olvides nunca que tiene que costar

Yo también tuve un par de malas experiencia, me hizo sufrir como nunca y me negó el premio que creía merecer. Incluso prometí no volver a correr una maraton tras una dolorosísima retirada por hipotermia… pero volví.

Y creo que volví porque también me ha dado las mayores alegrías y aprendizajes en este deporte. Me ha enseñado a conocerme, a exigirme, a saber cuándo y cuánto apretar los dientes y a saber gestionar las pequeñas grandes frustraciones que tenemos cuando no sale un entrenamiento y aparecen mil y una dudas. A pelear por lo que quiero y a no permitir que las excusas me alcancen.

¿He dicho ya que la maraton es algo único?

Si después de leer todo esto no se te han quitado las ganas de correr una MARATON, en el próximo post seguiremos con ello.

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