![](https://www.imanoloizaga.com/wp-content/uploads/2018/11/corriendo-bajo-la-lluvia.jpg)
No me esperéis despiertos ¿Precocidad o temeridad?
1h33m en media maratón, 25 h38m para completar una ultratrail de 100 millas o o4h49m en maratón nos parecen marcas más o menos normales o, al menos, habituales.
Pero nos lo dejan de parecer cuando nos explican que están hechas por un niño de 9 años la primera, de un chico (¿o niño?) de 15 años la segunda y de una chica (¿o niña?) de 14 años la tercera y esta última, además… ¡¡¡en la Antártida!!
Cada dos por tres vuelve el debate a cuenta de alguna noticia como la de nuestro segundo protagonista, Luke Sanchez, que terminó la Javeline Jundred, una prueba de trail de 166 kms y +1800, en esas 25 horas y media.
A una edad en la que todavía los padres empiezan a pelearse con sus hijos respecto a la hora de vuelta en esas primeras salidas de fines de semana y fiestas, nuestro amigo Luke es ya un experto en pasar toda la noche fuera de casa.
![](https://www.imanoloizaga.com/wp-content/uploads/2018/11/luke-sanchez-1-300x267.jpg)
Hay muchos casos, no tan extremos, pero que vemos en muchas carreras de nuestro entorno. Niños de 10 años corriendo 10K con su progenitor, a veces encantados, sí, a veces con una cara de «porque te hace ilusión a ti, pero no sabes cuánto estoy sufriendo y cuánto odio esto»…
¿Es bueno? ¿Es malo?
«¿Pero si eso lo hacen en Kenia todos los días para ir al colegio?» Ya, en una entorno cultural y social totalmente distinto. Esta imagen es muy significativa.
Lo importante aquí es que no debemos olvidar que el deporte tiene que ser fuente de salud y bienestar, tanto para nosotros como para lo más importante de nuestras vidas; por eso y porque somos el espejo en el que se miran y un ejemplo para ellos, dejemos a nuestros hijos e hijas que elijan, que algo tan maravilloso como el deporte no se convierta en una obligación ni una necesidad de agradarnos.
El deporte es juego, el deporte es vida.
Comentar